Escupiendo el asado

Monday, May 16, 2011

Apuntes de promoción

Estas últimas semanas se volvieron una autentica pesadilla. Es imposible apoyar la cabeza contra la almohada y no dedicarle un pensamiento a la bendita promoción: cuantos puntos son necesarios para zafar? Que combinaciones de resultados nos favorecen mas? Cuales son los partidos que NO hay que perder? Etc etc. Esto de estar en la piel de un hincha de equipo chico acostumbrado a estos menesteres es algo totalmente novedoso para mí, y realmente angustiante. La vida deja de ser la misma, te altera todo, la concepción del universo, el destino de la existencia, la creación y la evolución, rubias o morochas, arriba o abajo, Adorno o Horkheimer... todo se fue absolutamente a la mierda. No se trata de buscar un culpable, ni siquiera una justificación o un diagnóstico preciso sobre la potencial catástrofe. Se trata de lograr la aceptación de los hechos del modo menos traumático posible: ok, esta es la realidad, estos son los nuevos ejes de mi carreta, rodemos...

El “hincha” del fútbol de un equipo grande cree en mandatos divinos, en tradiciones ancestrales e inalterables, y en un cúmulo de peroratas basadas en un pasado glorioso que lo único que logran es negar la realidad: muchachos, esto es lo que hay ahora en este momento, no me hablen de Erico, Vicente de la Mata, y menos de Bochini! llenando el álbum de figuritas no le vas a ganar a All Boys. O sea, All Boys! (yo vi jugar a Checho Batista en All Boys!). El fútbol es como la vida, es siempre presente, y el que nos toca en este momento es de una auténtica miseria. Por supuesto, las miserias también se heredan, pero si para algo debiera servir el pasado exitoso es para tener alguna ventaja en esto de retomar el camino de la sanación... (al menos es lo que uno quiere creer).

No se que pasará contra Colón, Estudiantes y Lanús. Dependiendo de cómo venga barajada la cosa, el de Tigre y luego Huracán, prometen ser dos encuentros que a priori NO se pueden perder. Hoy ganás un partido y parece que te alejaste de todos los males, y mañana perdés y estás sumergido en el fango nuevamente. El “hincha” se encuentra a la deriva en una montaña rusa emocional; ya no sabe si apretar al plantel, colgar banderas con inscripciones pelotudas en los entrenamientos, o pedir por el patito a la selección. Esa es la realidad, este es un momento que (ahora mas que nunca) exige algo de lo que el “hincha” del fútbol siempre careció: Racionalidad.

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