Todos tenemos un ser querido hincha de River...

...y es tremenda la situación que están afrontando. Para el verdadero futbolero, este momento es un shock: sin ir mas lejos yo estaba pataleando en un posteo previo por el stress que me provocaba ver al rojo en zona de promoción a 5 fechas del final. O sea, aquello finalmente –y por suerte- fue solo una pequeñez comparado con el via crucis riverplatense. Es tan dramático, que hasta uno se tiene que cuidar con las gastadas que hace, no solo por el lógico temor a comerse un roscazo, sino por la compasión que genera observar tanto sufrimiento. El descenso es una tragedia en este país. Esto no es Europa, donde por ejemplo el Atlético de Madrid, el Zaragoza o la Fiorentina se van a la B y al año siguiente están de regreso. Acá no es así. Nuestra B Nacional es un torneo que se disputa con otras reglas, con otra idiosincrasia: tenés que jugar en terrenos hostiles e imposibles en Comodoro Rivadavia, San Juan, Tucumán, Jujuy etc etc. Son batallas que se libran con garrote en mano. Y cualquier equipo de primera necesita un período de adaptación a la categoría. De poco sirve tener en el plantel a Luciano Figueroa, Jonathan Gómez, Kily Gonzalez y Jesús Mendez... alguien se acuerda cuantos goles hizo el burrito Ortega durante su temporada en Independiente Rivadavia de Mza? Si no te adaptas rápidamente, al año siguiente estas peleando la promo, pero para evitar la B metropolitana. River anímicamente esta hecho mierda. Su situación es muy comparable a los últimos años de la carrera tenística del “mago” Coria (justamente un reconocido gallina): un tipo que supo ser Nº 3 del ranking ATP, prácticamente invencible sobre polvo de ladrillo, quien luego de perder inexplicablemente la final de Roland Garros 2004 se vino abajo. El derrumbe psicológico empezó afectando su juego, luego su físico, y finalmente concluyó en la debacle absoluta de su carrera. No tuvo retorno. Era triste verlo enredarse con el saque, cometer doble faltas sistemáticamente, en fin, no poder ganarle a nadie, no poder consigo mismo... y era triste porque justamente él era un grande y no se merecía ese final (otros, como por ejemplo Gaston Gaudio, no generan tanta compasión/lástima en su ocaso). Pero esto es fútbol. Acá todo puede pasar aún cuando no pasa. Y aunque River ponga 11 “magos Corias” en la cancha nada esta definido. A veces los goles son accidentes y no el producto de una buena jugada. A veces el rival se autoflagela. A veces los arbitrajes aportan su cuota de injusticia. Y a veces los milagros ocurren. Y es así, River está en zona de milagros. PD: que bien juega el zurdito ese, el “mudo” Vázquez (Comparada tomá nota!). Un crack.

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