Escupiendo el asado

Tuesday, April 24, 2012

La semana Carlos, lado B

El show que brindó Carl Barat la semana pasada fue el mejor recital que vi en toda mi vida. Hasta aquel miércoles 18 de abril de 2012, ese privilegio lo tenía The Breeders en la Trastienda año 2002. Pero lo de Carlos lo superó ampliamente. Muchos de los motivos que me llevan a hacer tal afirmación se pueden encontrar en la crónica que realicé para indieHearts (clic acá). Ahora no voy a redundar en lo mismo, simplemente quiero reflejar algunas sensaciones que me dejó un artista que te desarma por su forma de ser.

Foto: Anita Filipponi

Ese tipo es una de las últimas leyendas vivientes del rock británico y sin embargo anda por la vida como si nada, como si no tuviese conciencia de quien es ni de lo que genera a su alrededor. No es humildad, es inconciencia. Mejor dicho es una mezcla de inconciencia, espontaneidad y principalmente generosidad. Esa misma generosidad que lo llevó a mandarse todo un minirecital sorpresa al final de la proyección gratuita del documental de The Libertines en el BAFICI al aire libre. Esa misma inconciencia que lo tuvo más de una hora parado sobre un escenario solo con su guitarra, prácticamente sin seguridad y a la buena de dios (rogué porque no hubiese ningún Mark David Chapman entre la multitud). Vi a un artista que se siente feliz de ser Carl Barat, y que disfruta hacer lo que hace, siempre que haya gente dispuesta a escucharlo y que el surtido de cervezas nunca se acabe. Comparado con el divismo de otras “estrellas” cuyo legado en la historia de la música será nulo, conocer a un tipo como Carl Barat, tan simple y copado, te shockea para bien. OK, se puede decir que, a su modo, The Libertines ya había transgredido las barreras que separan al artista del público. Ahora sabemos que no se trata de una pose, es un estilo de vida.

Cuando finalizó la proyección de The Libertines: There Are No Innocent Bystanders (mejor documental que vi sobre una banda de rock desde Sex Pistols: The filth and the fury) y emergió la figura de Carl Barat detrás del telón, una pareja madura –visiblemente emocionados luego de ver el film- se me acercó para preguntarme si ese hombre era el director de la película y si por eso la gente se agolpaba sobre el escenario. La cara de incredulidad que pusieron cuando les expliqué que se trataba de uno de los protagonistas del film que acabábamos de ver no me la olvido más. Aun perplejo, el señor me indagó: “Hasta hoy nunca supe quienes eran The Libertines, en el documental me entero que son grandes, que tocaron para un publico masivo en su reunión, y ahora uno de sus líderes esta ahí, haciendo un recital GRATIS, explicamelo!” Bueno, como dijo un amigo en pleno extasis durante el show del 18, esa es la generosidad de Carlos.


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