Flores y salmones

Así es la vida dice el proverbio aquel que no conozco, pero que seguro es chino... todo nace y muere: la semilla cae en la tierra, germina, y con suerte nace una flor, pero con mucha suerte florece un cannabis, y para qué? para luego ser fumada por el marihuanero de turno, quien cremará la hoja seca y marchita, y dispondrá de sus cenizas como un hinduísta en el Ganges... destino trágico y cruel.

También está el salmón: nada contra la corriente para procrear (guau que romántico!), y si sobrevive a la travesía regresa a su lugar de origen para morir. O sea, lo que a grandes rasgos se vé como una existencia aventurada y excitante, metafóricamente hablando, no lo es para nada. Nace en agua dulce, se va al océano en busca de agua salada, y en el medio lo atrapa una "medio mundo", le quitan las espinas y lo depositan en mi plato para la hora de la cena... la vida del salmón es agridulce, como la salsa con la que me gusta acompañarlo.

Flores y salmones, ambos conceptos poseen una fuerte carga simbólica para los hombres; son palabras obvias para que el poeta mal hablado las utilice de forma reiterada en sus mediocres creaciones...
Si Confucio* hubiera sido un amante de los peces, quizás habría dicho al respecto: ¿me preguntas por qué compro salmones** y flores? Compro salmones para vivir y flores para tener algo por lo que vivir. (Eso tendría sentido).
*Filósofo chino que nació muchisisímos años antes de cristo, y que murió en la soledad de su hogar, luego de pisar una piedra pomes enjabonada e impactar de bruces contra el borde de su bañera de mármol.
**Por supuesto, que carajo sabía Confucio lo que era un salmón por aquel entonces? arroz o salmón, da lo mismo.

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