Sobre la verdadera función del libro

Mucho se ha hablado sobre el saber, sobre su importancia, y lo fundamental que resultan los libros para desarrollar el intelecto. Los libros, esos inertes ladrillos con amarillentas paginas que estan ahi, para juntar polvo en algun rincon olvidado, son enarbolados como estandarte para la educacion de los niños y jovenes. Cuantas veces uno a escuchado a un adulto dirigiéndose hacia un pibe, instándolo a leer, a que agarre un libro, apelando a ciertas propiedades fantásticas que lograrìa adquirir con el simple hecho de su lectura: "vas a ser mas inteligente", "vas a ampliar tu vocabulario" "tu capacidad de comprension va a aumentar" "vas a expandir los límites de tu imaginación", etc etc. A todo esto, el pendejo de turno se preguntará ¿y para que necesito todo eso? a lo cual la respuesta inmediata del mundo adulto será, para que cuando seas grande consigas un laburo mejor, una posicion social destacada y no te termines convirtiendo en el pobre tipo que fue tu padre. Y el pendejo, sin ninguna duda, te va a pedir que te metas los libros en el orto, y que lo dejes jugar a la playstation. Y tiene toda la razón. A esa edad, las cosas que te motivan son otras, e incentivar la imaginación, por ejemplo, nunca le va a quitar el sueño a un pibe. Vencer la barrera de la hipocresía en el mundo adulto es tan dificil, que nos cuesta muchísimo ser directo con los chicos y decirles la verdadera función de las cosas: si es verdad, leyendo libros cultivas la inteligencia, pero la verdad real, es que con esa inteligencia te vas a coger minas mas lindas! Ahí está, eso es todo lo que un niño debe saber a la hora de regalarle la edición ilustrada del Martín Fierro: leer te ayuda a coger minas lindas. Y esto es una verdad inexorable. Prescindiendo de las variables históricas de atraccion por excelencia, el dinero y la facha, el otro factor decisivo para llevar a una mina a la cama es la inteligencia. Ejemplos sobran, casi todos los hombres inteligentes, los máximos exponentes del saber, estan o estuvieron acompañados por mujeres hermosas: Cortazar, Bioy Casares, Borges, Woody Allen, Albert Einstein, y un extensísimo etc, demuestran que el saber fue, es, y será una fuente de atracción inagotable, y lo mejor de todo es que practicamente es gratis.

Así que ya sabés, cuando el día de mañana tengas un hijo varón, y éste te ponga cara fea cuando le regales las obras completas de Shakespeare, acordate de decirle cual es la verdadera función de la lectura. Cuando crezca te lo va a agradecer.

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