Escupiendo el asado

Sunday, February 17, 2008

La chica triste que te hacía reír

No sé exactamente como fue que empezó todo. Solo sé que siempre me sentí atraido hacia un tipo especial de mujer: las féminas con expresión triste en su caras. Esos rostros me pueden, siempre me pudieron, aunque a ciencia cierta no sé muy bién por qué. Es como si esas manifestaciones faciales melancólicas me transmitieran un montón de virtudes, que no tienen por qué estar presentes en ellas; cualidades tan admirables como la inteligencia, la sensibilidad, la sencillez, el sentido común... en fin, no había manera de que la "chica triste" no me flechara instantaneamente. Y así fue como tuvo que empezar...

La chica triste era lo suficientemente inteligente como para saber lo que quería, y por esa misma razón, era absolutamente capaz de expresar con claridad todo aquello que no era de su agrado. Introvertida, singular en su forma de vestir, mesurada al hablar, el punk era su banda de sonido insustituible, frontera musical a través de la cual forjaba una muralla impenetrable para los Chichis Peraltas y Elvis Crespos de turno. La chica de mis sueños... Dueña de una mirada distante, como ajena a todo lo que la rodeaba, parecía no pertenecer a este mundo, el cual funcionaba como excusa existencial, una simple escenografía, donde el resto de los seres vivos apenas eran extras, en una película cuya estrella protagónica no deseaba ser parte del reparto. Sublime. Y cuando caminaba... su andar tranquilo y seguro se imponía por sobre el ir y venir del resto. Si el mundo fuese un acuario, ella sería el unico escalaris en una sociedad de limpiafondos.

A veces me la encontraba en la parada del 22, ella con una Rayuela bajo el brazo. Cuando la leía, se veía mas concentrada que un tenista tratando de salvar un match point. Y cuanto me gustaba esa novela entonces... como no recitarle de memoria el capítulo 7!? "Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella". Y entonces, los sueños se apoderaban del deseo, y todo lo imaginado empezaba a ser cierto. "Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua". Ella y yo. Y en el medio la gran novela latinoamericana de todos los tiempos. Acaso hacía falta mas?

La chica triste era así. Quizas nunca la quise. Quizas nunca me quiso. Juntos, intentamos dotar de coherencia a una realidad esquiva. Juntos, la libertad, la fantasia y la justicia fueron cuestiones por las que la valió la pena discutir. Juntos, nos hicimos la promesa etérea de fundir en nuestros huesos todo aquello que forjamos en sueños. Juntos, el azar y la suerte jamás nos condenaron al exilio. Y juntos, las palabras escritas volvieron a ser leídas... quizás nunca me quiso, quizas nunca la quise, quizas no quedó otra alternativa, quizas no podía ser de otro modo. Ser el veneno y la cura. La herida y la sangre... Es lo que fuimos, es lo que somos. Es lo que hay. Siempre hay otro lugar en la frontera,
siempre la esperanza queda, y quizás pueda ser mañana,

que el amanecer te traiga de vuelta

a la chica triste que te hacía reír.

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2 Comments:

  • como no voy a dejar un coment aqui!
    buena replica al abandono y la distancia, un saludo a las nuevas (y menos tristes) relaciones afectivas...tuviste de donde agarrarte en las vacaciones?
    leete algo
    http://volvio-una-noche.blogspot.com/

    By Anonymous Anonymous, at 4:56 PM, February 27, 2008  

  • No JP yo nunca leí Rayuela
    jajajajajaja re que se hacía cargo...
    Saludossss!!!

    By Blogger reinita neurótica, at 12:02 AM, March 01, 2008  

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