Las putas del rock II

Tobi Vail, guitarrista del grupo de punk-rock-feminista Bikini kill, allá por el año 1990 conoce a un tal Kurt Cobain, cantante de una banda en ascenso llamada Nirvana (que nadie se imaginaría que en cuestión de meses revolucionaría el mundo de la música, y la cultura joven) y empieza otra historia de tantas que podría ser la tuya o la mía. Tobi es la típica chica punk (o peor aún, punk feminista -o riot grrrl, tal es su definición exacta-), que se caga en todas las normas morales impuestas por esta "sociedad machista", rebelión que pone en práctica desarrollando una sexualidad libre, acompañada de una postura crítica ante los votos matrimoniales, la descendencia patrilineal, y en casos mas extremos, la negación absoluta de instintos maternales, y de amor conyugal. O sea, libertad vista desde un lado feminista, y punk. Y bueno, un Kurt Cobain, un sujeto tan sensible como amargado y talentoso, no tendría inconvenientes en relacionarse con alguien así. Quienes somos nosotros para juzgarla?. Incluso para un Cobain como vos, ella es una compañía muy valiosa. Comparte tu tiempo, se clava una birra, un faso, una pepa, hace la suya, solo esta ahí, no molesta. Respira tu mismo aire, escucha tus discos, trae los suyos. Tienen sexo. Sexo muy muy sucio, como solo una feminista punk desinhibida podria ofrecerte. Si estas depresivo, solo comparte tu depresión. Si estas alegre, solo comparte tu depresión. Es la mejor compañia para estados de animo peligrosos. Mas que mujeres/amigas/amantes son tubos de oxígeno que te mantienen consciente de la mierda que te rodea. No te permiten entrar en coma 3. Ella es como un poco de luz para tus venas, a pesar de que la enfermedad terminal ya este bastante avanzada.

Pero que no se te ocurra pensar que ella es la cura. No nunca. La medicación no puede ser eterna, no pretendas que un rivotril te dure para toda la vida. Tobi no dudaría un segundo en alejarse al sentirse atada a un hombre: seria un insulto para su ser. Su libertad no conoce de eternidades, de lealtades, de correcciones, de triunfos y derrotas. Su libertad es una suma de instantes, y ella te lo hizo sentír. Porque desgraciadamente las palabras (todo lo que sos, todo lo que tenes) no sirven para nada. Y no hay lugar a reproche alguno. Pobre Kurt.

Y mientras tanto vos, como diría Bunbury, solo necesitás escuchar otras voces, algo que no conocés, que te pueda apasionar, que te pueda sorprender. Como la primera vez. Por última vez.En caso de ser de interes, "Las putas del rock I"

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