Game, set and match: Bolivia

Ya lo anticipé en octubre del año pasado (post el showbol al poder), cuando la noticia se terminó de confirmar en todos los medios: con Maradona como DT se acabaron las medias tintas, o la selección sale a flote con toda la gloria o nos hacemos mierda mal. Y exactamente fue eso lo que paso en sus primeros dos partidos por eliminatorias: la goleada esperanzadora a Venezuela (hacía tanto que no se marcaban 4 goles a un rival, por mas débil que fuera) y la paliza catastrófica en la altura de la paz (que supera largamente a aquel 5-0 de Colombia). No hay dudas, con tan poco tiempo de trabajo, la selección de Maradona ya tiene su propia identidad, o sea, está impregnada de la misma personalidad del 10: el ascenso vertiginoso y la caída brusca ha sido la marca registrada en la vida de Maradona, especialmente desde el momento en que inició su romance con coca (habrá terminado... en serio?). Hilando mas fino, no se trata ni mas ni menos que la conducta standar de cualquier adicto: euforia incontrolable al principio, sentimiento de superioridad e invulnerabilidad, para luego dar paso a un bajón estrepitoso que solo puede ser contrarrestado con otra sensación eufórica, y así continúa cíclicamente el asunto. Estas arriba o estas abajo, pero nunca en el medio. Esto es la selección argentina, esto es Maradona y lamentablemente eso somos los argentinos. La mesura no va con nosotros, y mucho menos si se trata de fútbol. Lo que le pasó al diego en La Paz fue un pecado de inexperiencia y de prepotencia: creer que se puede ganar a un rival inferior por contar con un plantel mucho mas rico (en todo sentido), subestimar las condiciones adversas que significa jugar en la paz por el mero hecho de haberle hecho el aguante a Evo Morales para que Bolivia siga manteniendo la sede en la altura, plantar en la cancha un equipo con notables dificultades para el robo de balones y no tener un plan B ante los primeros indicios de la catástrofe son demasiadas cagadas juntas.
La llegada de Diego fue un click en la mentalidad de los jugadores argentinos, de eso no hay dudas, el triunfo en el amistoso con Francia y la goleada a Venezuela fueron producto mas de la fe ciega/mística maradoniana/bomba psicológica/o como quieran llamarle (que no es poco), pero de táctica y estrategia mejor ni hablemos. A que juega Maradona todavía sigue siendo un misterio. O sea, poner a los tres enanos y que alguno se inspire y la mande a guardar es casi lo mismo que pregonaba el Coco Basile y así la selección se empezó a ir al tacho.
A pesar de todas las cagadas que se mandó en el último partido yo sigo estando con Maradona. La inyección anímica que le imprimió a este plantel fue determinante para levantar algunos rendimientos individuales (lo de Gago esta siendo superlativo) y confío en su capacidad de observación (el diagnóstico que hizo de Riquelme fue excelente). Pero con la vacuna no alcanza y la clasificación al mundial será un auténtico Via Crucis.

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