Escupiendo el asado

Wednesday, July 04, 2012

Ya no escribo sobre mujeres


Hace un par de días tuve un momento revelador: estaba situado en un bar literario, un escenario, un micrófono abierto, gente leyendo poesía y yo, sentado, tomando birra y pensando “yo escribía cosas copadas, yo era un poeta, y no era tan malo” a continuación intenté escribir algunas líneas sobre una servilleta, fue al pedo, no me salió nada ¿que carajo pasa? Inmediatamente lo entendí: ya no escribo sobre mujeres. La mujer es la fuente universal de inspiración para el alma de un hombre sensible y heterosexual, sobre todo la mujer que está fuerte, con buen orto, gomas, piernas, todo en su lugar, en sus proporciones adecuadas. Bah, una musa. Básicamente sobre eso escribí durante más de 6 años en este blog: mujeres que me rompieron la cabeza, el alma, el corazón, el culo... musas. El 80% del contenido de este blog estuvo dedicado a 2 o 3 musas que llenaron mi vida de infelicidad y alegría en partes absolutamente asimétricas. Por ellas me quise matar, me ahogué en alcohol, escuché la música más depresiva del mundo, me ahogué en alcohol, lloré con comedias románticas, me ahogué en alcohol y paralelamente en una madrugada cualquiera (como esta) me ponía a escribir la primer boludez que se me cruzaba por la mente, bajo los efectos embriagadores que las musas provocaban en mi. El resultado era pura mierda pero de buena calidad, lo suficiente como para decorar una servilleta con palabras bonitas y engañar a una audiencia sedienta por leer el nuevo material del pelotudo sufrido ese que ya no soy. Ahora soy un pelotudo incapaz de enhebrar tres metáforas decentes sobre senos, nalgas, clavículas, cuello, tobillos y la parte de atrás de las rodillas femeninas que me encantan. Cada vez que intento escribir sobre el cuerpo femenino me siento como un asesino serial, desmembrando las partes que me interesan del cuerpo y acumulándolas en una bolsa de residuo, esperando el momento en que la musa deposite toda su aura creativa sobre mí, momento que jamás llega, las partes se descomponen y el olor a podrido me aleja de la intención inicial. No creo que se me hayan acabado las musas: mientras existan los culos y las tetas la poesía, la alta poesía, jamás morirá. El problema es que “mis” musas se fueron de gira, y se llevaron consigo sus culos y sus tetas, y ahora necesito que me devuelvan sus culos y sus tetas para poder embriagarme en las mieles de la poética más excelsa.

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indieHearts Mag #8

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