Silencio es salud, Diego

Desde este mismo blog, y me hago responsable de mis palabras, supe alimentar la leyenda de Maradona: el mito, el héroe, la oveja negra, el mas grande de todos, el que se cogió el norte de la Italia rica, el punk etc etc. Pero me quedé corto en calificativos: Diego Armando Maradona también es un inepto y un PELOTUDO total. Y este descargo trata de abarcar mucho mas allá de sus típicas frases maradoneanas que, en terminología twittera, se transforman en “trending topic” en cuestión de segundos, o de sus constantes panquequeadas que a esta altura del partido me tienen las bolas llenas. D10S es conciente de su impunidad, y la ejerce sin discreciones: el tipo puede irrumpir en cualquier programa televisivo, hacer un cadena nacional si así lo desea, y ensuciar a cuanta gente se le ocurra. Y las reacciones posteriores oscilan entre la carcajada, el “que grande que sos Diego, que bolas que tenés”, y el silencio obsecuente de un cabezón Ruggeri. Pero nunca un “Diego, te fuiste a la mierda”. El incidente del “café veloz” me sacó de quicio. O sea, D10S, con tal de demostrar las maniobras mafiosas del indefendible Grondona, no tiene ningún reparo en hablar de un supuesto doping en el repechaje del 93’ con Australia. Esto es algo muuuy fuerte. Pero hagamos un poco de memoria: el 31 de octubre del 93’ –fecha en que se disputó la ida de aquel repechaje en Sydney- tan solo habían pasado un par de años de su doping positivo en el Napoli, hecho que precipitó su salida del club y prácticamente el final de su carrera deportiva “seria”. Hasta esa fecha, Diego solo había jugado un 60% de la temporada 92/93 de la liga española, luego de regresar a la actividad en su errático paso por el Sevilla, y 5 –únicos- partidos para Newell’s. Patético, pero sigamos. Es importante saber en que estado llegaba Maradona para jugar ese repechaje: muy poco fútbol, un doping positivo a cuestas y un arresto por tenencia de cocaína. Y después sale a hablar de café veloz.... A ver si se entiende bien, si alguien estaba hasta las manijas y necesitaba una “ayuda” para enfrentar el compromiso evitando los controles antidoping era el propio Diego, y en ese sentido Grondona le dio una mano enorme. Ahora, si vamos a pensar que Batistuta, Balbo o Redondo necesitaban un “speedy cofee” para enfrentar con éxito a... AUSTRALIA! Estamos todos locos. Lo mas triste de todo es que 8 meses después, en pleno mundial 94’ y luego de dar positivo nuevamente en otro control antidoping, el tipo te jura por “las hijas” que no tomó nada. “Me cortaron las piernas” y todo un país convencido de que Havelange y la FIFA se complotaron para jodernos a nosotros, los argentinos. Y lo dijo el mismo tipo que ahora habla de “café veloz”. El mismo sujeto que trata de “zarpado” y “alcohólico” al Checho Batista por no convocar a Tévez a la selección. A veces, por muy duro que suene decirlo –y cuando Maradona abre la boca se confirma cada vez mas- el “silencio es salud”.

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Apuntes de promoción

Estas últimas semanas se volvieron una autentica pesadilla. Es imposible apoyar la cabeza contra la almohada y no dedicarle un pensamiento a la bendita promoción: cuantos puntos son necesarios para zafar? Que combinaciones de resultados nos favorecen mas? Cuales son los partidos que NO hay que perder? Etc etc. Esto de estar en la piel de un hincha de equipo chico acostumbrado a estos menesteres es algo totalmente novedoso para mí, y realmente angustiante. La vida deja de ser la misma, te altera todo, la concepción del universo, el destino de la existencia, la creación y la evolución, rubias o morochas, arriba o abajo, Adorno o Horkheimer... todo se fue absolutamente a la mierda. No se trata de buscar un culpable, ni siquiera una justificación o un diagnóstico preciso sobre la potencial catástrofe. Se trata de lograr la aceptación de los hechos del modo menos traumático posible: ok, esta es la realidad, estos son los nuevos ejes de mi carreta, rodemos... El “hincha” del fútbol de un equipo grande cree en mandatos divinos, en tradiciones ancestrales e inalterables, y en un cúmulo de peroratas basadas en un pasado glorioso que lo único que logran es negar la realidad: muchachos, esto es lo que hay ahora en este momento, no me hablen de Erico, Vicente de la Mata, y menos de Bochini! llenando el álbum de figuritas no le vas a ganar a All Boys. O sea, All Boys! (yo vi jugar a Checho Batista en All Boys!). El fútbol es como la vida, es siempre presente, y el que nos toca en este momento es de una auténtica miseria. Por supuesto, las miserias también se heredan, pero si para algo debiera servir el pasado exitoso es para tener alguna ventaja en esto de retomar el camino de la sanación... (al menos es lo que uno quiere creer). No se que pasará contra Colón, Estudiantes y Lanús. Dependiendo de cómo venga barajada la cosa, el de Tigre y luego Huracán, prometen ser dos encuentros que a priori NO se pueden perder. Hoy ganás un partido y parece que te alejaste de todos los males, y mañana perdés y estás sumergido en el fango nuevamente. El “hincha” se encuentra a la deriva en una montaña rusa emocional; ya no sabe si apretar al plantel, colgar banderas con inscripciones pelotudas en los entrenamientos, o pedir por el patito a la selección. Esa es la realidad, este es un momento que (ahora mas que nunca) exige algo de lo que el “hincha” del fútbol siempre careció: Racionalidad.

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