La palabra

Vamos, no se queden ahí. Tómense su tiempo. No empiecen con poemas de amor, son los más difíciles, esperen a tener ochenta años. Escriban sobre otras cosas: el mar, el viento, un radiador. Un tranvía. No hay una cosa más poética que otra. La poesía está adentro de uno; mírate al espejo, la poesía eres tú. Adornen sus poemas. Elijan las palabras con cuidado. A veces se tarda ocho meses en encontrar una palabra. La belleza comenzó cuando la gente empezó a elegir.
Enamórense. Si no aman, muere todo. Enamórense y todo cobrará vida. Despilfarren su alegría, disipen su júbilo. Callen o entristezcan con entusiasmo. Arrojen su felicidad hacia otro. Para transmitir la felicidad deben ser felices. Para transmitir el dolor deben ser felices. ¡Sean felices! No tengan miedo de sufrir, todo el mundo sufre. Si no tienen los medios, no se preocupen. Necesitan algo para escribir poesía: todo. No intenten ser modernos, es muy anticuado. Si no se les ocurre nada sentados, acostados verán el cielo... ¿qué miran? Los poetas no miran: ven.
Que la palabra los obedezca. Si la palabra muro no obedece, no vuelvan a usarla en ocho años. Así aprenderá. Eso es belleza pura, aquellas líneas, que quiero que se queden ahí.
Borren todo, empecemos.
Terminó la lección.

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La chica triste que te hacía reír

No sé exactamente como fue que empezó todo. Solo sé que siempre me sentí atraido hacia un tipo especial de mujer: las féminas con expresión triste en su caras. Esos rostros me pueden, siempre me pudieron, aunque a ciencia cierta no sé muy bién por qué. Es como si esas manifestaciones faciales melancólicas me transmitieran un montón de virtudes, que no tienen por qué estar presentes en ellas; cualidades tan admirables como la inteligencia, la sensibilidad, la sencillez, el sentido común... en fin, no había manera de que la "chica triste" no me flechara instantaneamente. Y así fue como tuvo que empezar...

La chica triste era lo suficientemente inteligente como para saber lo que quería, y por esa misma razón, era absolutamente capaz de expresar con claridad todo aquello que no era de su agrado. Introvertida, singular en su forma de vestir, mesurada al hablar, el punk era su banda de sonido insustituible, frontera musical a través de la cual forjaba una muralla impenetrable para los Chichis Peraltas y Elvis Crespos de turno. La chica de mis sueños... Dueña de una mirada distante, como ajena a todo lo que la rodeaba, parecía no pertenecer a este mundo, el cual funcionaba como excusa existencial, una simple escenografía, donde el resto de los seres vivos apenas eran extras, en una película cuya estrella protagónica no deseaba ser parte del reparto. Sublime. Y cuando caminaba... su andar tranquilo y seguro se imponía por sobre el ir y venir del resto. Si el mundo fuese un acuario, ella sería el unico escalaris en una sociedad de limpiafondos.

A veces me la encontraba en la parada del 22, ella con una Rayuela bajo el brazo. Cuando la leía, se veía mas concentrada que un tenista tratando de salvar un match point. Y cuanto me gustaba esa novela entonces... como no recitarle de memoria el capítulo 7!? "Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella". Y entonces, los sueños se apoderaban del deseo, y todo lo imaginado empezaba a ser cierto. "Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua". Ella y yo. Y en el medio la gran novela latinoamericana de todos los tiempos. Acaso hacía falta mas?

La chica triste era así. Quizas nunca la quise. Quizas nunca me quiso. Juntos, intentamos dotar de coherencia a una realidad esquiva. Juntos, la libertad, la fantasia y la justicia fueron cuestiones por las que la valió la pena discutir. Juntos, nos hicimos la promesa etérea de fundir en nuestros huesos todo aquello que forjamos en sueños. Juntos, el azar y la suerte jamás nos condenaron al exilio. Y juntos, las palabras escritas volvieron a ser leídas... quizás nunca me quiso, quizas nunca la quise, quizas no quedó otra alternativa, quizas no podía ser de otro modo. Ser el veneno y la cura. La herida y la sangre... Es lo que fuimos, es lo que somos. Es lo que hay. Siempre hay otro lugar en la frontera,
siempre la esperanza queda, y quizás pueda ser mañana,
que el amanecer te traiga de vuelta
a la chica triste que te hacía reír.

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Siamo fuori della coppa - Fecha 1

Como no podia ser de otra manera, la Mandarina Mecánica siempre pica en punta, aún en torneos virtuales. Desde la capital europea de los pechos fríos del fútbol, Fuenlabrada fue el único que arrimó algo de peligro a un cómodoliderazgo cítrico (click sobre la imagen para agrandarla).
Muchachos, a ver si ajustamos algunas piezas y empezamos a sumar en serio!

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El culto a la poronga

El fin de semana pasado me tocó ser testigo de un ritual del que difícilmente vuelva a ser partícipe: una desepedida de soltera. Que como llegué ahí? Y bueno, un sábado a la noche sin planes y al pedo, es excusa suficiente para acudir a cualquier llamado (y sin titubear, cual Mauro Laspada ante una citación del coco Basile). Aparte pienso –humm despedida de soltera... muchas mujeres desesperadas... alcohol- y al mismo tiempo se me cruzan otras ideas menos agradables (strippers masculinos, ajjj). Bueno, el tema es que para cuando llegué al lugar donde se hacía la despedida, el panorama no podía ser más alentador: muchas mujeres desesperadas por ponerme en bolas, mucho alcohol (lo suficiente como para ver a las mujeres más atractivas de lo que eran), el stripper acababa de irse... no podía haber caído en mejor momento. Pero no. En ese clima festivo había algo que me sacaba de lugar, una presencia constante que no dejaba mi sensorialidad en paz, sofocándome por momentos. Pues se trata de lo que al parecer es una emergente figura totémica para las mujeres del siglo XXI. He aquí el nuevo tótem al cual el sexo femenino rinde culto, cual nativo de Mozambique en época de sequía: la poronga. Diversas siluetas de porongas confeccionadas en cartulina multicolor adornando las paredes del lugar, globos con formas de porongas (producidos por la mano perturbada de un mimo puto, casi con seguridad), vela con forma de poronga, sobre una torta poronga que ni en pedo la iba probar, consoladores, folletines con fotos de consoladores, todo todo todo en ese lugar era una poronga! Imposible sentarse sin colisionar con una poronga mal estacionada, imposible estar en frente de una chica sin ligarte un porongazo cortesía de los globos-poronga que usaban a modo de sombrero. Si cerraba los ojos, veía porongas... angustiante. Y por qué carajos tanta obsesión con la poronga? En comparación, en una despedida de hombres solteros no te vas a encontrar con conchas en la pared, ni con una torta con forma de concha, ni globos-concha (más allá de la dificultad que implicaría realizar un producto con esa forma). En una despedida de solteros, habrá una o dos putas contratadas para hacer los deleites del homenajeado, quien procederá a discreción ante los servicios ofrecidos... también habrá strippers que podrían ser las putas mismas, y los mas pajeros agradecidos. En general, con una mina en bolas es suficiente, y si no baila, mucho mejor. Pero nada de conchas de cartulina, ni velas-concha...
O sea, estoy perplejo ante la iconicidad de la poronga. Me parece una absoluta pelotudez. Entiendo que, poniéndome en el cerebro de una mujer heterosexual, debería sentir atracción por la poronga. Lo mismo es equivalente para el hombre, pero con la concha claro está. Pero cualquier hombre en su sano juicio no podría estar rodeado de conchas (conchas separadas del resto de la figura femenina, ni falta que aclare) sin sentirse al menos asqueado. Es de mal gusto. Las mujeres, en cambio, es como si realizaran una escisión en el cuerpo masculino, separando lo que para ellas, al parecer, es la parte mas productiva del hombre (tanto para el goce, como para la reproducción sexual), dejándonos como eunucos, aunque sin un harén al cual custodiar.
He aquí un gran avance del movimiento feminista. Todos los esfuerzos llevados a cabo en los años sesenta por figuras como Simone de Beauvoir o Yoko Ono, estaban dirigidos a un solo fin: cortarnos la pija.

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Top 5: Futbolistas del momento

Lionel Messi: Gambeta endiablada, imparable en el mano a mano, velocidad vertiginosa con balón al pie, la técnica del juego llevada a su máxima expresión... no sé si será el heredero de Maradona, pero tampoco me importa mucho. Messi es un claro ejemplo de un nuevo fenómeno que se está empezando a manifestar en estos ultimos 3 años; futbolistas sub 14 fichados por clubes poderosos encargados de su formación (será el fin del club Parque y del Renato Cesarini?) y que empiezan a darles resultado (Cesc Fabregas, Giuseppe Rossi, Giovanni Dos Santos, etc son un claro ejemplo de ello).

Aliaksandr Hleb: Un desfachatado total. Si ves un partido del Arsenal FC, Hleb no puede no llamarte la atención: medias caídas, camiseta fuera del pantalón, andar cansino seudo riquelmesco, gambeta atrevida, excelente visión de juego y una habilidad impropia para un bielorruso... cualquier fundamentalista del periodismo deportivo (o sea, Horacio Pagani o Alejo Apo) diría “es un futbolista rioplatense, forjado a puro potrero y a calle de adoquín, desentendido de las reglas del juego, de las cuales quiere distanciarse mediante la desalineación de su uniforme” o alguna pelotudez por el estilo. Pero este “rioplatense” nacido en bielorrusia, manda al carajo todas esas máximas románticas: el estilo del juego no es algo que dependa de la nacionalidad (exceptuando los italianos, claro).

Kaka: no tengo reparos en admitirlo. Es el único jugador del mundo que existe en este momento al que le tengo “miedo”. No, miedo no. Terror. Como argentino, cada vez que nuestra selección debe enfrentarse a su par de Brasil, y Kaka es de la partida, se que la voy a pasar muy mal. Este paulista con cara de niño bueno, ve una camiseta blanquiceleste y se obnubila, cual toro de rodeo ante el paño rojo. El hombre de 1,86 metros, lanzado en velocidad es prácticamente imparable para cualquier defensor. Le agradezco infinitamente lo que hizo contra Boca en el mundial de clubes.

Matías Fernández: a este jugador lo descubrí siguiendo la campaña del Colo Colo del bichi Borgui en la copa sudamericana del 2006. Aquel equipo jugaba un futbol vistoso, de altísimo vuelo, contando en sus filas además con el goleador Humberto Suazo (lástima que no vino al rojo, carajo!) y con Alexis Sánchez (un orgullo para nuestro torneo AFA tener a un jugador así). La cuestión acá es que como todo equipo que juega lindo, le faltó la puntada final, y al igual que la naranja mecánica del 74 (alguien dijo la mandarina también?) terminaron perdiendo la final contra el Toluca del tolo Gallego (y la bolita Jiménez, y Damián Alvarez, etc). Pero ahí estaba el “matigol”, desparramando rivales, haciendo ravonas imposibles y goles hermosos, constituyéndose en la aparición mas importante del fútbol chileno desde los tiempos de Zamorano. Lástima que le está costando bastante adaptarse al fútbol español...

Kim Kallstrom: es junto a Aliaksandr Hleb, uno de mis jugadores preferidos de Winning Eleven (imposible afrontar una liga master sin el fichaje de ambos). El sueco es uno de esos volantes centrales zurdos como a mi me gustan, estilo mezcla Redondo (por la técnica) y Cambiasso (por su llegada al gol), sumado a un excelente remate de media y larga distancia. Estoy seguro que va a dar que hablar, especialmente si es contratado por algún equipo grande (y con esto no quiero decir que el Olympique de Lyon no lo sea).

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